El prototipo del protocolo se creó en 2004 pero en realidad fue en 2013 cuando su fundador, Jed McCaleb y también reador de la red E-Donkey, abrió su proyecto a financiación internacional. Esto le confirió a la red de Ripple el impulso necesario para ser desarrollada.
Desde su inicio Ripple se pensó y diseñó para permitir transacciones rápidas y baratas utilizando un mecanismo de consenso privado y llamado algoritmo de consenso del protocolo de Ripple (RPCA). A diferencia de Bitcoin, Ethereum, u otras alt-coins Ripple no se basa en una red Blockchain. Esto puede sonar bastante raro pero para validar las transacciones por consenso, Ripple cuenta con su propia tecnología patentada (RPCA) que permite minimizar el tiempo de confirmación. Y de la misma manera que los mineros de Bitcoin procesan las transacciones, los validadores de Ripple aseguran que las transacciones sean legítimas y que los fondos de las transacciones existan. De este modo, se procesan de forma casi instantánea.
Ripple fue desarrollado principalmente para uso empresarial e institucional. Su finalidad era ser la herramienta principal de los proveedores de pagos. Nació para facilitar y abaratar las transacciones de intercambio, cualquiera que fuese la “moneda” intercambiada. Sus tokens (XRP) son usados para representar la transferencia de valor a través de la red Ripple. En este sentido actúan como un comodín, adquiriendo diferentes formas según los intervinientes de la transacción. Si hubiera una transacción posible entre dos usuarios, incluso sin monedas de por medio (entradas de teatro por horas de uso de coche), Ripple buscará una combinación barata y corta para hacer posible el intercambio. Una característica curiosa de estos intercambios es que la red de Ripple carga a cada transacción un coste de $0,00001. Esta cantidad de dólares desaparecerá del sistema monetario tradicional una vez cerrada cada transacción. Esta comisión tiene su sentido: se creó para evitar ataques sobre todo de spam pero la cantidad de dólares es tan reducida que también consigue abaratar enormemente los intercambios entre monedas fiat.
Más tarde y tras varios problemas internos, en 2014, el cofundador de Ripple, Jed McCaleb, lanzó una nueva organización a partir de un “hard fork” (bifurcación dura) llamada Stellar Development Foundation con su propia red, Stellar. Al principio, Stellar era una copia de Ripple pero ahora Stellar cotiza de manera independiente y su proyecto está diferenciado completamente del de Ripple.
Después de leer toda esta información te imaginarás los beneficios de la implantación masiva de Ripple. Hay muchos, sobre todo para los proveedores de pagos ya sean privados o institucionales. Ripple podría rebajar los costes de la transacción del pago por lo que se podrían ofrecer tarifas más competitivas. Se podrían realizar intercambios directos entre divisas que ahora salen demasiado caros por tener que cambiarse a una divisa puente. Se puede utilizar la red para el desarrollo de cobro de tributos institucionales instantáneamente,… Pero no todo son ventajas. Ripple cuenta todavía con algunos escollos que solventar. Bajo nuestro punto de vista el principal es que el protocolo está demasiado centralizado. Además, RippleLabs mantiene la mayor parte de los tokens en circulación, lo que confiere menor eficiencia a su cotización. Esperemos que poco a poco se vayan solucionando para hacer de Ripple un proyecto más sólido.
Antes de acabar debes tener en cuenta que la palabra Ripple tiene dos significados. Se refiere tanto a la plataforma de código abierto que permite a cualquiera programar sobre ella como a una criptomoneda (XRP) con su propia cotización.
Ahora ya sabes un poco más y “el saber no ocupa lugar”… A por la siguiente!