Durante el 2020 hemos visto al BTC cómo ganaba un 30% en el mes de enero e incluso en febrero tocaba los 10.400$ acumulando más del 45% de revalorización. Después de eso, su precio ha caído paulatinamente hasta borrar las ganancias acumuladas en todo año e incluso, en su peor momento, ha tocado los niveles de 4.500$ que no se veían desde el año pasado. A partir de ese momento, se ha producido una recuperación y actualmente cotiza cerca de los 6.650$.
La mayoría de las opiniones volcadas en medios especializados argumentan que la crisis del coronavirus es la culpable de esta pérdida de valor desde máximos. Nosotros no lo vemos tan claro. Pensamos que la caída que se produjo de manera gradual desde máximos, se puede interpretar como una corrección dentro de la normalidad, dada la elevada volatilidad que caracteriza al BTC. Lo que sí parece notable es la abrupta bajada en las sesiones del 12 y 13 de marzo que dejó el precio en mínimos de doce meses.
Sí que es verdad que este movimiento tan pronunciado a la baja, se produjo durante las noticias de la expansión de la pandemia en dos países europeos (Italia y España) pero ¿es suficiente esto para justificarlo? Bajo nuestro punto de vista, no. La comunidad ha intentado justificar esta caída de diferentes formas: una parte de los mineros atribuyen el selloff a la venta masiva por parte de inversores institucionales; hay especialistas que dicen que la caída continuada en precio es fruto de una venta continuada de un fraude anterior cometido en China en el 2019 (PlusToken); otros apoyan que se produjo por el incremento en los flujos de entrada diarios, durante los días 12 y 13 de marzo, en los Exchanges provocado una entrada de BTC nuevos en circulación que se unieron a los BTC antiguos que ya estaban en mercado lo que provocó sobreoferta. En definitiva toda una amalgama de razones, pero ninguna aúna al consenso de mercado.
En estos momentos creemos que lo importante es saber si los movimientos de mercado están relacionados con la actual crisis para poder anticipar algunas acciones. Desde esta perspectiva, creemos que los activos digitales siguen estando descorrelacionados en gran medida. Sí que es verdad que la descorrelación no es pura, pero es suficiente para proteger un patrimonio del efecto negativo que estamos viviendo en los mercados tradicionales. Hay dos sencillas razones fundamentales que nos llevan a pensar esto:
(1) China, que es una de las principales economías mundiales, fue el primer foco de la pandemia y sufrió sus peores momentos a finales de enero y mitad de febrero. Lo que provocó una notable reducción de su actividad. En estos momentos el BTC se encontraba en una clara tendencia alcista. De hecho a mitad de marzo, coincidiendo con la caída a la que nos hemos referido, anunciaba que sus contagios locales empezaban a reducirse y que la situación se empezaba a superar en algunas regiones.
(2) Desde hace unos días EEUU, la otra potencia mundial, está implementando medidas de confinamiento parecidas a las que estamos viviendo en otros países que frenarán su actividad productiva y sin embargo el BTC está subiendo.
Con esto queremos transmitir que si bien las compras de BTC hechas a precios de cierre de año 2019 acumulan pérdidas del -7,7% comparan bastante bien con los YTD de los principales índices mundiales: SP500 -23,4%, Nasdaq -17,7%, EuroStoxx50 -26,2%, CSI300 -9,7% y Nikkei -21,1%. Sin olvidar, que si se hubiera comprado durante la caída, en precio mínimo, se podría acumular en este momento ganancias de hasta más de un +40%. Por lo que podemos decir que hoy por hoy el BTC sigue descorrelacionado de los mercados tradicionales y es una herramienta válida para proteger el patrimonio en tiempos difíciles.